Segura Viudas



 

Los orígenes de la Heredad Segura Viudas debemos buscarlos allá por el siglo XI, en plena Reconquista.

La hipótesis hoy más aceptada nos orienta hacia la pertenencia de estas tierras al Monasterio de Sant Cugat. Por esas fechas está documentada una cesión de terreno del Abad a Gerald Alemany para poder construir una torre de defensa que asegurara la posición conseguida en la batalla, la Torre Galimany. Cuando en el siglo XII terminaron las hostilidades en estas latitudes, los usos agrícolas empezaron a tomar protagonismo.
La masía que observamos hoy es el resultado acumulativo de los distintos usos que ha tenido a lo largo de más de diez siglos y conviene una mirada atenta que nos interprete lo que llega a nuestra mirada.

Construir una de las marcas más premiadas en catas nacionales e internacionales no es cuestión de suerte ni de prisas. Igual que en el viñedo, es el resultado de un bagaje de respeto, innovación y superación del que nos sentimos especialmente orgullosos.

Cuando en 1954 Segura Viudas recogió el testigo de las tierras que hoy configuran la Heredad, ya conocíamos la tradición agrícola centenaria que en ellas se había dado y algunas referencias de los vestigios que ocultaban sus muros. Igualmente, éramos conscientes del valor que un privilegiado emplazamiento como aquel podía transmitir a los cavas y vinos.
50 años después seguimos fieles a esa mirada fundacional: una mirada guiada por la coherencia y el respeto a la tierra, al paisaje y a la historia, que integra el conocimiento científico más avanzado dentro de una concepción sostenible del entorno.
Sólo así, entendemos que podemos elaborar los cavas y vinos en armonía de la Heredad.