Adega Algueira


Gracias a ellas, es posible admirar el crecimiento de las uvas autóctonas con las que trabajan Fernando González y su mujer Ana tanto desde una tranquila barquita sobre el propio río Sil como desde las escarpadas montañas de sus cañones.

Sin embargo, la empinada disposición del terreno y el microclima de la Ribeira Sacra, caracterizado una incesante lluvia en invierno y veranos ¡de hasta 45 grados!, no es lo único que hacen especiales a los codiciados vinos de Algueira. El mimo de Fernando y Ana desde hace más de tres décadas por variedades casi extintas, como la Alvarello, Caiño y la Merenzao, además de otras como las blancas Godello o Loureiro, son lo que de verdad prestigian a sus vinos.

En 1996, y tras algunas cosechas para producción propia, como ocurría con la mayoría de pequeños elaboradores de la zona, ambos dieron el gran salto de comercializar el vino procedente de sus 16 hectáreas de viñedo.

Lo hicieron al abrigo de la creación de la D.O Ribeira Sacra, y a partir de entonces, comenzaron con la elaboración de vinos de crianza, una historia que les ha llevado a recorrer medio mundo, hacia donde importan algunas de las 100.000 botellas que producen anualmente.

En el pequeño edificio románico de bodega, vestigio de los que construyeron en la zona los monjes del siglo XII, se elaboran vinos que los responsables de Algueira diferencian entre mecánicos y humanos, estos últimos los que son pisados a pie y se elaboran en un proceso de vinificación meramente manual.

Desde entonces, la historia de Adega Algueira ha estado repleta de éxitos. Nombrada bodega ejemplar en 2012 por la Asociación de Sumilleres de Galicia, sus vinos de autor han sido elegidos por tres años consecutivos como los mejores de Galicia, y se sirven en algunos de los restaurantes más exclusivos del mundo, como el Mugaritz del chef Andoni Aduriz.